Como ratón experimentado
jueves, 28 de junio de 2012 @ 12:16
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Correteando,
sus piececillos resonaban a la vez que dejaban una huella viscosa de
tierra sucia y migas de pan. Cual húmeda esponja en bañera ajena, las
ventosas de sus dáctiles tardaban en escarcharse al plano suelo
forrado en ceniza antigua, y, con temerosa vacilación en sus pasos,
meneaba para un lado y para otro, los ojos como dos relojes de cuerda.
Pequeño y orejudo, saludaba la mordaz trampa con un vahído de
desenfreno. "¿Quién eres tú, maldita, para hacerme dudar de mi
inconsistencia? ¿Acaso no soy sólo más que rata y hueso, y carne
encerrada? ¿Acaso tú teniendo menos seso, tengo yo más ignorancia?" —decíase con aire socrático, mas solo llegaba a nerúdito avispado—.
¿Acaso no tengo razón de ser? Mírala, mírate, ni te da vergüenza
corromperle, ¡ni le da a él! Sus ojuelos miraban, y comían y no podían
por tener ésta llena de hiel helada y espumarajo verbal. Ni vio el queso
encerrado en los brazos del amante, ni vio la soga al cuello de él. Su
ávida y lujuriosa cabezilla acarició lentamente el suelo, tras el que se
asomaba un precioso amanecer.
PD: Yo lo llamo pseudo-proesía